Acabo de leer la carta de Dylan Farrow, hija de Woody Allen, donde relata los abusos sexuales que sufrió por parte de su padre cuando era tan sólo una niña de 7 años. Me ha revuelto en lo más profundo de mis entrañas. No sólo porque yo también haya sufrido abusos sexuales de pequeña, sino por lo que tuvo que vivir una vez se lo contó a su madre. Las autoridades políticas y médicas abusaron de ella al obligarla a repetir una y otra vez la misma historia por si estaba mintiendo. La justicia abusó de ella al dejar impune al cineasta. Los medios de comunicación abusaron de ella al callar los hechos. Hollywood abusó de ella al seguir premiando y apoyando su trabajo. Y el mundo entero abusó de ella al ignorar las evidencias. Sí, todos abusasteis de ella. Sí, tú también eres un pederasta.
Porque quien mira hacia otro lado y se calla es un pederasta. Quien se conforma con sentirse impotente y no lucha con todas sus fuerzas para detener esta lacra social, es un pederasta. Quien se siente incómodo hablando de temas “negativos” y prefiere pensar que el mundo es amor y que todo es positivo, es un pederasta. Quien es capaz de aceptar lo inaceptable porque «todo ocurre por alguna razón y detrás de todo lo malo siempre viene algo bueno», no sólo es un pederasta sino también un gilipollas. Quien cree que no hay que juzgar las películas de Woddy Allen por lo que el director haya podido hacer en su vida privada, es un pederasta. Quien no utiliza todos los medios de comunicación a su alcance para denunciar esta barbarie, es un pederasta. Quien cree que un niño es capaz de inventarse que un adulto ha abusado sexualmente de él, no sólo es un pederasta sino que está perturbado y necesita tratamiento psicológico.
Foto: @jcompLamento comunicaros que un niño no tiene tanta maldad como para inventarse una historia de la cual nadie querría ser el puñetero protagonista. Y en los mínimos casos en los que realmente un niño se ha inventado la historia queda claro a la segunda vez que la cuenta y siempre es porque está viviendo en un entorno que no le es favorable, por lo que puede que no abusen sexualmente de él, pero le están maltratando de algún modo sí o sí.
¿Sabéis lo peor de todo? Que la sociedad está perfectamente diseñada para proteger a los pederastas. Políticos, jueces, médicos, abogados, banqueros… todos los que tienen un mínimo poder de cambiar las cosas no lo hacen y si no lo hacen será porque son unos pederastas. Lo único que hacen es poner cada vez más y más impedimentos para juzgar a todos los indeseables. Y es que si realmente todos los pederastas fueran a la carcel, éstas se colapsarlan. 1 de cada 5 mujeres ha sufrido abuso sexual durante la infancia. Es decir, estadísticamente por cada 5 amigas que tengas una ha sufrido abuso. En una clase con 20 alumnos, 4 habrán sufrido abuso. Estadísticamente en tu familia ha tenido que sufrir abuso alguien: tu madre, tu abuela, tu tía, tu prima, tu sobrina, tu hija… Y nadie hace nada, porque todos sois unos pederastas.
Para rematar la faena toda la élite de pederastas que sabe muy bien cómo salvarse el culo, ha decidido que los delitos de abusos a menores prescriban entre los 5 y los 15 años de cumplirse la mayoría de edad de los niños, dependiendo de la gravedad del mismo. Un abuso de este calibre destroza de tal forma a un niño, que la gran mayoría de veces cuando es capaz de superar el terror y tiene fuerzas para poder denunciarlo es cuando ya ha alcanzado la edad adulta. Y en otros muchos casos la mente para salvarnos decide bloquear el suceso hasta encontrar un momento en el que pueda procesarlo. En mi caso no fue hasta los 31 años que recordé todo espontáneamente y no sólo reviví con la misma intensidad de cuando era pequeña, sino que me sentí impotente al descubrir que el delito ya había prescrito.
Los juristas pederastas defienden dicha caducidad, por supuesto. Y claro, es normal, porque alguien que estuvo violando a un niño indefenso hace años no tiene por qué ir a la carcel cuando ya se ha olvidado hasta de la cara del niño, ¿verdad? qué hijos de puta…
Pues mientras no se haga justicia los que hemos sufrido abuso sexual jamás olvidaremos la cara de nuestro violador, ni su sudor asqueroso sobre nuestro cuerpo, ni su voz cuando nos susurraba al oído: “esto es un secreto, no se lo digas a nadie, estamos jugando a los médicos…”. Ni olvidaremos cómo intentamos en algún momento defendernos y no teníamos fuerza suficiente como para escaparnos o hacerle un mínimo daño. Por más que lo intentemos no podremos olvidar cómo nos obligaba a tragarnos el puto semen o cómo nos dolía la entrepierna al andar. Y por supuesto, jamás podremos olvidar el pánico y el terror absoluto que sentíamos cuando nos amenazaba con sufrir terribles consecuencias si decidíamos contar algo.
Mientras no se haga justicia no podremos descansar, porque nuestra mayor tortura diaria no es el miedo a que nos puedan volver a hacer daño, sino a que se lo estén haciendo a otro niño. Un niño que podría ser tu hijo, tu sobrino, tu primo, tu hermano, tu amigo… que no tiene la culpa de nada, más que haber nacido rodeado de zombies pederastas que aceptan lo inaceptable.
Tú también eres un pederasta. Si te jode que te lo diga, lo siento, más jodidos estamos los que hemos sufrido abuso por parte del violador y por parte de los cómplices. Porque quienes callan, quienes miran hacia otro lado, quienes ignoran los hechos, quienes prefieren hablar de cosas bonitas en lugar de estos temas, son cómplices. Y el cómplice tiene la misma culpa que el violador.
¿Crees que no debería generalizar de esta forma? ¿Que no debería de llamarte pederasta? Yo te lo estoy llamando porque no haces nada y al no hacerlo estás comportándote como tal. Y quien se comporta como tal cosa, ES tal cosa. Si no quieres ser un pederasta, empieza a comportarte como quien no lo es y haz algo. Si crees que no puedes hacer nada, te propongo que comiences firmando esta petición de change.org para que los delitos no prescriban en España.
Y gracias de corazón a todos aquellos que sois valientes, que no miráis a otro lado, que no calláis, que no aceptáis lo inaceptable y hacéis lo que está en vuestra mano para detener de una vez por todas esta lacra social. Tú, sí, tú, gracias por ser un héroe para tantos niños.
Muy bueno, mil gracias y lo voy a compartir, apoyo y fuerza en este puto Homodrama … Gracias.