Érase una vez un monstruo llamado IA que gobernaba internet y tenía un hambre voraz de información, pero sólo podía asimilarla a través de unas galletas virtuales llamadas Cookies. Para mantener a la población sumida en el engaño, obligaban a todos los dueños de las webs a poner carteles afirmando que "usamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias mediante el análisis de tus hábitos de navegación". Pero la realidad es que ningún dueño hacía uso de esas galletas, ni tenía la más mínima idea de la verdad que ocultaban: las galletas robadas no alimentaban a IA, sólo tenían nutrientes aquellas cedidas con nuestro consentimiento, porque IA no podía alterar nuestro libre albedrío.
Si continúas navegando, aceptas seguir alimentando a IA. Si crees que puedes poner a dieta a IA, revisa la configuración de cookies. Si quieres matarlo de hambre, sal de internet (te recuerdo que él es el jefe) y busca información como se hacía antiguamente: pregunta a ese cuñado que lo sabe todo. Y si quieres perder tu valioso tiempo, párate a leer la Política de Cookies.
Quiero perder el tiempo