Como ya vimos en el último post, según el eneagrama, la personalidad del artista surge por un sentimiento real o imaginario de abandono por parte de alguno de los padres. Como yo soy artista de los pies a la cabeza y sé que os gusta el salseo, voy a relataros lo que hizo que yo sea tan absolutamente genial (¡baja modestia que sube Sara! jejejeje).
Yo siempre digo que fui hija del DIU. Mis padres ya tenían dos hijos, ambos trabajaban y no querían tener más. Mi madre se puso el DIU al poco de nacer mi hermano y cuando él tenía apenas un año, se quedó embarazada de mi. De hecho, fue al médico a quejarse porque le había puesto mal el DIU y él le dijo que no, que estaba perfectamente puesto y que era un esperma listillo el que se había colado. ¡Soy un esperma listillo! ¡¡¡ole yo!!! Bromas a parte, imaginad el disgusto que se llevó mi madre en ese momento: los dos trabajaban, tenían un hijo de 1 año y otra de 2, vivían en una casa muy pequeña y ya no cabían siendo los que eran… en ese momento no sabía cómo gestionar la situación ni económica, ni física, ni emocionalmente, porque se le venía una carga brutal. Así que es normal que en un primer momento rechazara el embarazo.
Luego tras pasar los días, dejar reposar el tema y las emociones, reflexionar, pensar planes de acción, posibles soluciones, etc, el conflicto desaparece para ella y empieza a estar emocionada con la idea de tener otro hijo. Pero yo como feto que estaba en su interior, recibí ese rechazo y ahí se quedó hasta el punto que yo desde que nací ya sentía una distancia con mis padres. Me sentía rechazada por parte de ellos. No sentía que me daban la atención que yo necesitaba y tampoco lo expresaba. Y daba igual lo que ellos sintieran, porque mi percepción era que ellos no me atendían ni me querían.
Detalles que me afectaban porque soy artista
Yo siempre veía que había una relación de favoritismo hacia mis hermanos que no existía conmigo. Y eso lo veía en detalles pequeños, por ejemplo: Observaba las fotos de mis hermanos cuando eran pequeños y eran muchísimas. Mi hermana tenía un book enorme sólo de fotos de ella cuando era un bebé. Mi hermano otras tantas. Y en cambio yo tengo 8 fotos contadas de cuando era bebé. Y yo me enfadaba mucho porque según mi razonamiento de niña pequeña, la tecnología cuando nací en 1982 había avanzado mucho con respecto a 1979, que fue cuando nació mi hermana mayor. Las cámaras eran mejores, las fotos tenían más calidad… ¿Entonces por qué tenía menos fotos? ¡Y mis hermanos tenían incluso vídeos grabados con la súper 8 y yo ninguno! ¿Qué pasaba? ¿Se les estropeó la cámara y no la llevaron a arreglar? ¿Tan poco les importaba yo que no querían tener un recuerdo de cuando era pequeña? Mi única respuesta es que mis padres no tenían interés en mí. Para mí el hecho de que tuvieran más fotos mis hermanos implicaba que mis padres tenían más interés en mi hermana que en mí cuando no es cierto. Con mi razonamiento de mujer adulta, comprendo perfectamente que el trabajo que da un hijo es infinitamente menor que el que dan 3 hijos, así que ¿cómo iban a entretenerse haciendo fotos a la hija pequeña, cuando tenían 2 terremotos de 2 y 3 años liándola parda en cuanto apartabas la mirada hacia otro lado?.
Otros casos en los que yo por ejemplo, me sentía abandonada por parte de mis padres (y es algo a lo que ahora doy gracias), es en el tema de las vacunas. A mis hermanos les vacunaron religiosamente según lo dictaba el calendario. En cambio, a mí me pusieron las primeras vacunas a tiempo, las segundas a destiempo y luego se olvidaron de las vacunas hasta los 11 años que me tocó vacunarme de la rubeola. Eso lo agradezco ahora porque son miles de toxinas que me evitaron para el cuerpo, pero cuando yo era pequeña sentía que se olvidaban de mí y que no les importaba si yo estaba bien o mal.
Otro tema en el que yo me sentía abandonada por mis padres, es que ellos trabajaban muchísimo y llegaban muy tarde a casa. Mi padre siempre se ha levantado muy pronto para ir a trabajar y cuando yo me levantaba él ya se había ido a trabajar, o estaba a punto de salir y le veía sólo unos minutos. Al mediodía mi madre tenía que engullir literalmente la comida para irse corriendo a trabajar porque entraba a las 2, así que la veíamos poco y mal. Mi padre se quedaba más tiempo trabajando para ir a recoger a mi madre a la salida de El Corte Inglés, donde trabajaba. Así que llegaban sobre las 22:30h a casa todas las noches. Nunca nos quedamos solos en casa, porque mi abuela materna, a la que considero mi segunda madre, vivía con nosotros, pero aun así, el tiempo que pasaba con mis padres era tan escaso que yo siempre apuraba la hora de irme a dormir porque era el único momento en el que podía estar con ellos. Una parte de mí sentía que no les importaba, que no me querían porque no querían pasar más tiempo conmigo.
Y ahí surge el conflicto con los padres, porque comienzas a fijarte compulsivamente en todos los detalles que te gustaría que tuvieran contigo y no tienen. Pero es imposible que los tengan contigo porque no los verbalizas, ya que como niño entiendes que los padres lo saben todo y deberían saber qué es lo que quieres y necesitas. Y de repente, el conflicto no sólo está en que no te atienden, sino que te sientes totalmente incomprendido por ellos. Porque yo observaba a mis padres y yo les veía en una línea, veía a mis hermanos y estaban en la misma línea. Me miraba a mí y yo estaba en otra onda, en una onda literal, porque como soy artista, he vivido siempre en una montaña rusa emocional. Así que era como algo que no casaba nunca porque ellos estaban en una línea y yo vivía en una onda. Y no entendía por qué, me sentía totalmente incomprendida, porque todo lo que me interesaba a mí, todo lo que me gustaba, apasionaba, yo no percibía que a ellos les interesase, les preocupara o lo valoraran suficiente.
Y lo que intento transmitir contando mi experiencia, es que no tiene por qué ser real.
Descubriendo la realidad
Si de algo me ha servido todo el trabajo de liberación emocional, ha sido para darme cuenta de la realidad. Es curioso cómo me ha ido pasando que al soltar emociones, de repente, me venían a la cabeza recuerdos que tenía en el olvido. Y en lugar de recordar los momentos en los que me sentía abandonada, empezaba a recordar todos los momentos en los que mis padres me han demostrado con creces que me quieren y que se preocupan por mi. Mis padres nunca se han ido de vacaciones sin nosotros, ni siquiera un fin de semana. Todo el tiempo que tenían libre, nos lo dedicaban a nosotros. Se pegaban unos madrugones de escándalo los fines de semana para peinarme, maquillarme y llevarme a las competiciones de gimnasia rítmica. Yo no era ninguna crack de la gimnasia y aún así no se perdieron ni una. Más adelante se convirtieron en los espectadores incondicionales de todos mis espectáculos de danza del vientre. Siempre me han animado a seguir formándome en cualquier actividad relacionada con las artes (y han sido muchas las que me han interesado). Ahora se leen todos mis post, ven todos los vídeos que publico y encima ¡les gustan!. Me han apoyado cuando más lo he necesitado y siguen haciéndolo aunque a mí me cueste pedirles ayuda. Y eso no lo podía ver antes. De hecho mi hermano se refería a mí como «la mimada«. ¿Cómo podía ser la mimada y la abandonada a la vez? El problema no lo tenían mis padres conmigo, el problema lo tenía yo.
Con esto quiero dejar claro que al soltar emociones no vas a olvidar que tus padres te abandonaron, te maltrataron, se murieron, etc… pero lo que sí vas a hacer es dejar de sufrir por ello y dejar de encontrar más motivos irreales para sentirte abandonado por ellos.
Si soy artista (y es algo que me encanta serlo ahora) es gracias a vosotros. Mamá, papá, os quiero.
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Este post me ha gustado un montón y es muy emotivo 🙂
Espero que lo haya leído mi hermana, que sí que tiene que ser artista.
Un besazo!
Muchas gracias! Efectivamente tu hermana es una pedazo de artista como la copa de un pino 😉 Ella suele leer mis posts, así que imagino que habrá leído también éste. Otro besazo para ti también.