No sería quien soy, de no ser por mis maestros. No sería quien soy, de no ser por su interés en enseñarme. No sería quien soy, de no ser por las horas que han invertido en mi educación. Porque profesores he tenido muchos a lo largo de mi vida, pero a mis maestros los cuento con los dedos de las manos. Y tengo que darles las gracias por todo lo que me dieron, me siguen dando y me darán en el futuro. Porque un maestro nunca deja de aprender y, gracias a ello, yo puedo seguir aprendiendo con él.
Podría enumerar todas las veces que me han abierto los ojos, que me han tendido una mano, que me han enseñado un nuevo camino, que me han bajado de nuevo a la tierra, que me han quitado el miedo a volar por mi cuenta, que me han hecho ser quien soy… Quería hacer un gran homenaje a mis maestros, pero sólo voy a decir una cosa:
¡GRACIAS!
