Hoy he tenido clase de danza con mi profesora Elena Córdoba, que es una maga del cuerpo. Magia no en el sentido de hacer movimientos con una técnica perfecta y de una dificultad brutal, sino de ayudarnos a ser conscientes en cada momento de qué estamos haciendo con el cuerpo y qué partes estamos tensando instintivamente sin necesidad alguna de hacerlo.
El ejercicio que nos ha propuesto Elena consistía en estudiar el comportamiento de nuestro cuerpo cuando está en equilibrio y en desequilibrio, simplemente como un juego de exploración, no como búsqueda de pasos de danza. El requisito principal era abandonarse y estar en constante movimiento. Yo me he puesto a investigar y estaba convencida de que estaba saliendo de la zona de confort como no lo había hecho nunca y que me estaba abandonando al máximo.
Pero en un momento de la clase nos ha pedido que trabajáramos apoyándonos en nuestros compañeros y ha sido ahí cuando me he dado cuenta de que me había estado autoengañando. El reto consistía en que un compañero tocaba una parte de tu cuerpo y tu tenías que dejar muerto todo tu cuerpo y rendirte, dejando caer todo el peso sobre la zona que estaba tocando tu compañero, el cual iba a ser tu apoyo y quien iba a recolocarte de nuevo para que volvieras a tu punto de equilibrio.
Yo veía como mis compañeras se rendían con una facilidad increíble y cuando me tocaba a mi rendirme, comencé a ser consciente de cómo seguía controlando absolutamente todos los músculos de mi cuerpo. Tensaba la cabeza, los brazos, las piernas… Yo acompañaba el movimiento que me guiaban mis compañeras pero yo no soltaba el control ni un sólo instante.
He de reconocer que estaba comenzando a odiar el ejercicio porque era agotador, me estaba estresando y no me estaba divirtiendo nada, hasta que gracias a la persistencia de Elena he podido abandonarme absolutamente y comenzar a disfrutar de verdad. Y no me podía ni imaginar la liberación y el placer que estaba sintiendo!!!
Después del trabajo por equipos, hemos vuelto a repetir el ejercicio que habíamos hecho al principio y ha sido ahí cuando sí que he sentido la liberación y el placer de abandonarme y seguir en movimiento sin ayuda de nadie.
De camino a casa he ido reflexionando acerca de cómo me he estado resistiendo a soltar todo el control. Si algo tengo claro, es que tal cual haces una cosa, así haces todo en tu vida, así que he estado pensando en qué otras áreas de mi vida estaba bloqueándome por querer controlarlo todo y de cómo esto me estaba agotando, estresando e impidiendo disfrutar de la vida.
Así que como hoy he experimentado en mi propio cuerpo cómo requiere mucho más esfuerzo mantener el control y es tan poco placentero, he decidido que a partir de ahora voy a abandonarme y a seguir en movimiento en cada área de mi vida, a experimentar como si fuera un juego y a comenzar a divertirme como nunca me lo había permitido.
¿Y tú, eres de los que controlan o de los que se permiten rendirse a lo que la vida les depara?